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LA UNIDAD FAMILIAR: en la Gestión de riesgos y Desastres ante la pandemia COVID 19

CASO: COMUNIDAD CAMPESINA DE ISCAHUACA – AYMARAES – APURIMAC - PERU

Nuestras comunidades andinas de alta montaña, dedicadas a la crianza de camélidos sudamericanos nos han demostrado durante siglos que ante toda situación de desastre, situaciones inesperadas y coyunturales, ellos y ellas están preparados, no se hunden en el navegar de la vida, continúan remando para lograr cumplir sus sueños y objetivos, uno de ellos educar a sus hijos- ser profesionales.

La comunidad campesina de Iscahuaca ubicada en el distrito de Cotaruse, provincia de Aymaraes, región Apurímac se encuentra entre los 4300 y 4500 m.s.n.m, en un contexto tan agreste y duro ha demostrado ser resiliente ante la pandemia por la COVID 19, nadie se lo espera, nadie sabía lo que sucedía al otro lado del continente, nadie se imaginó que esta pandemia afectaría la económica local y mundial.

La noticia de la pandemia por la crisis de salud pública mundial, afecto sus vidas, sus patrones culturales, pero los hizo muy fuertes y luchadores porque sabían que en un contexto alejado de la ciudad, alejado de instituciones del Estado, solo contaban con su fuerza de trabajo, su capital humano. Esta situación ha fortalecido la unidad familiar, como base en la gestión de riesgos y desastres, su filosofía de vida; la prevención. Por otro lado, los niños, niñas, adolescentes y jóvenes se vieron afectadas en el aspecto educativo, la metodología de enseñanza era diferente.

La primera acción que tomaron a nivel comunal fue el cierre de la carretera y colocar frentes de control ciudadano para proteger a la comunidad. Algunas familias no sabían lo que estaba ocurriendo, se desplazaban hacia a la población para el inicio de las labores escolares 2020, mientras otras familias que contaban con cable e internet conocían de la situación a través de los medios de comunicación:

Yo bajaba ese día para llevar a mis hijos a la escuela, no sabía nada, nadie me había dicho, yo estaba en ese momento en mi cabaña con todos mis hijitos, no sabía de qué estaban hablando, pero cuando me entere, tuve miedo, mucho miedo, hablamos con mi esposo y decidimos irnos por completo a la cabaña, la mayoría hemos vivido en nuestras cabañas; allá no vivimos cerca, estamos alejados, eso nos ha ayudado mucho para no contagiarnos, pero nos hemos dedicado al 100% a la crianza de nuestros alpaquitas, es nuestro oro para nosotros, de eso vivimos, a eso hemos nacido, teníamos que seguir trabajando, no te quedaba otra, seguir luchando, estar más unidos en la familia. (Mujer 48 años. Iscahuaca, 09 de junio 2022- Investigación en procesoSITUACION ACTUAL DE LAS MUJERES ALPAQUERAS EN EL CONTEXTO COVID 19- CICCA).


En esta lucha por la vida, la familia ha jugado un rol importante y se han reforzado las relaciones de complementariedad, cada uno de los integrantes ha cumplido sus tareas practicando la crianza-pastoreo de su rebaño, actividad económica principal, que durante los dos primeros años de la pandemia ha sido a dedicación exclusiva. Los habitantes de Iscahuaca, han desafiado la vida, demostrando fortaleza y lucha por continuar trabajando, su reacción ante la noticia es un ejemplo de un continuo vivir. La pandemia por la COVID 19 viene dejando aprendizajes y enseñanzas.

El presente artículo es solo un adelanto, de la investigación SITUACION ACTUAL DE LAS MUJERES ALPAQUERAS EN EL CONTEXTO COVID 19, desarrollado por CICCA.




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